Identifica ejemplos de estilo indirecto libre, monólogo, estilo directo y estilo indirecto:
Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo la maté. ¿Por qué? ¿Por qué? Tú no la
mataste. Estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no la maté. Ya
estaba muerta. Yo no fui. No pensar. No pensar. No pienses. No pienses en nada.
Tranquilo, estoy tranquilo. No me pasa nada. Estoy tranquilo así. Me quedo así
quieto. Estoy esperando. No tengo que pensar. No me pasa nada. Estoy tranquilo,
el tiempo pasa y yo estoy tranquilo porque no pienso en nada. Es cuestión de
aprender o no pensar en nada, de fijar la mirada en la pared, de hacer que tú
quieras hacer porque tu libertad sigue existiendo también ahora. Eres un ser
libre para dibujar cualquier dibujo o bien para hacer una raya cada día que
vaya pasando como han hecho otros, y cada siete días una raya más larga, porque
eres libre de hacer las rayas todo lo largas que quieras y nadie te lo puede
impedir.
Bajó la cabeza y se tomó la frente con la mano derecha.
—Eso es lo que está buscando este mocoso —dijo, como para sí, pero en voz
alta—. Que me dé un ataque al corazón y me muera. . .
Ricardo había vuelto lenta y silenciosamente a asomarse a la puerta de la
cocina. Había recogido, incluso, su camisa del suelo.
—Ahí vas a estar contento, ahí vas a estar contento —prosiguió Clara,
advirtiendo su reaparición—. Ahí sí. Ahí ya no vas a tener a la pobre vieja
imbécil controlándote, ahí vas a estar feliz. Eso es lo que querés. Eso.
La pura verdad, de Roberto Fontanarrosa
Y una de las
alumnas, que había venido a la capital desde un pueblo perdido en el campo, se
quedó charlando conmigo. Me dijo que ella, antes, no hablaba ni una palabra, y
riendo me explicó que el problema era que ahora no se podía callar. Y me dijo
que ella quería al maestro, lo quería muuuuuucho, porque él le había enseñado a
perder el miedo de equivocarse.
El profesor, de Eduardo Galeano
Aunque la perspectiva de participar en un conflicto bélico lo sacudió con
violencia, procuró mantener la calma para desvanecer el temor que se había
apoderado de sus padres y, sobre todo, de Julieta, incapaces de aceptar la idea
de tan súbita separación. Será por unos días. Todo se arreglará muy pronto.
El pozo, de Ángel Balzarino
Abandonó la música. ¿Para qué tocar?, ¿quién la escucharía? Como nunca
podría, con un traje de terciopelo de manga corta, en un piano de Erard, en un
concierto, tocando con sus dedos ligeros las teclas de marfil, sentir como una
brisa circular a su alrededor como un murmullo de éxtasis, no valía la pena
aburrirse estudiando. Dejó en el armario las carpetas de dibujo y el bordado.
¿Para qué? ¿Para qué?
"Madame Bovary", de Gustave
Flaubert
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